Que bonitas son las fiestas patronales. Todos los santos (Si queda alguno en esta sociedad) tienen su pista de coches de choque y todas las vírgenes (Cada día menos jóvenes) su respectiva tómbola con el oso piloto. Pero ¿Qué es lo que tiene San Fermín? ¡Toros! Con dos huevos. Con esta celebración se nota que santo hace Bullying a todos los demás. Por que hay que ser echado para adelante, para ponerse delante de un toro, únicamente armado con un periódico enrollado; a no ser que sea el periódico EL Mundo, ese tumbaría incluso al Rex.
Todas las fiestas patronales tienen su encanto y sus borracheras. Pero reconozcámoslo, las de estos pamplonicas nos callan la boca a todos: Son divertidas, son peligrosas, son deportivas, son gastronómicas y la muerte ronda de vez en cuando; por la esquina de Estafeta o de Telefónica. Aunque si quieres ver a la de la guadaña, siempre la encontraras en la meta de la carrera mañanera: En la plaza.
Y es aquí donde quería llegar. Los antiguos Romanos nos dejaron muchas cosas en España; desde anfiteatros hasta acueductos, pasando por termas o templos. Pero lo que nos dejaron grabado a fuego en nuestro adn fue lo contrario a compasión. Como si de un circo se tratara, hacemos correr al toro para nuestro divertimento, le golpeamos con un periódico, nos agarramos a ellos; y todo ello con gritos, estruendosos petardos, y alaridos de miedo.
¿No es muy parecido a lo que hacían los romanos con los cristianos, para su divertimento en el circo?
Y el final es el mismo; para el cristiano, la muerte transformada en león. Para el toro, la muerte deja la guadaña y agarra el estoque.
No me malinterpretéis. Me encantan las fiestas de San Fermín y ver desde la valla, al torero contra el toro. Eso no quita que quiera pensar en la deshumanidad de la humanidad. Y compartirlo para que el resto de los pensantes sufra conmigo.
¿Pero Frank, cómo te puede gustar? Pues por lo mismo que me gusta levantar o agachar el pulgar. Adn deshumanizado.
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