Las puertas del infierno se abrieron,
Dejaron salir mil demonios y fuego,
El trueno oculta tu voz,
Los tambores de guerra silencian el ¡Te quiero!
Palabras sin control dichas por un demonio interior,
Actos estúpidos movidos por hilos negros,
El alma vacía por la oscura ira,
La sangre hirviendo y no por deseo.
Y ahora me encuentro en el agujero,
Por no controlar los demonios de mis adentros,
Me deje llevar y no por tus besos,
Si no por la maldición de los celos ¡Los diablos de los celos!
Los barrotes me ocultan el sol, pero tu mirada recuerdo,
Escucho tu voz como me piden perdón,
Un perdón por nada que habías hecho.
¡Y merezco está prisión!
El odio de los niños y de mis padres el repudio,
No quiero visitas, ni tabaco merezco,
Que donde estoy es donde tengo que llorar.
La fría celda enfría el infierno de mi alma,
El silencio de la noche adormece a mis demonios,
¡Pero lo sé, donde estoy es donde moriré! Y lo acepto,
Como no aceptar que por ha Lucifer escuchar, una esposa, una madre, una hija para siempre arrebaté.
Y ahora me encuentro en el agujero,
Por no controlar los demonios de mis adentros,
Me deje llevar y no por tus besos,
Si no por la maldición de los celos ¡Los diablos de los celos!
Los barrotes me ocultan el sol pero tu mirada recuerdo,
Escucho tu voz como me piden perdón,
Un perdón por nada que habías hecho.
¡El hombre que alza la mano a una mujer ni es hombre y nunca lo ha de ser!
¡Que quien golpea al amor, merece el odio y el paredón!
Y ahora me encuentro en el agujero,
Por no controlar los demonios de mis adentros,
Me deje llevar y no por tus besos,
Si no por la maldición de los celos ¡Los diablos de los celos!
Los barrotes me ocultan el sol pero tu mirada recuerdo,
Escucho tu voz como me piden perdón,
Un perdón por nada que habías hecho.
¡Y entre rejas moriré y así ha de ser!
¡El hombre que alza la mano a una mujer ni es hombre y nunca lo ha de ser!
¡Que quien golpea al amor, merece el odio y el paredón!
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