Todos hemos tenido ídolos de niño; podía ser desde un cantante de melena al viento, una actriz con grandes “atributos” para la actuación o un deportista capaz de meter goles con la mano. En mi caso, que siempre he sido bastante friki; en aquellos años ochenta se denominaba “Que rarito es tu hijo” mis ídolos eran Mortadelo y Filemón (Ya os dije que era rarito)
Como niño que era, hasta muchos años después, no me pregunté quien dibujaba aquello. Pero desde que lo supe, Francisco Ibáñez, se convirtió en mi ídolo; y eso que ya era mayorcito. No solo descubrí a la pareja más famosa de agentes de la T.I.A. sino además: Al botones Sacarino, Rompetechos, Pepe Gotera y Otilio, 13 Reu del Percebe y muchos más. Pero siempre Mortadelo y Filemón fueron mis preferidos. Todos estos son los famosos, pero no podemos olvidar a un centenar de secundarios: La secretaria Ofelia, el doctor Bacterio o el Superintendente Vicente, son algunos de ellos.
No sólo nos ha dejado un dibujante o un contador de historias en viñetas. Si no también un artista, un genio de la comedia escrita o un (Como me gusta llamarlo a mí) narrador de la Spaninsh Society. Un fuera de serie que nunca ganó el premio Princesa de Asturias o que nunca tuvo la repercusión en la televisión y cine, simplemente y a mi parecer, por que la sociedad española siempre vio al mundo del comic (Tebeo) como algo infantil. Me hace gracia cuando intentamos compararnos con otros países como por ejemplo con Estados Unidos, donde tienen a Stan Lee (Creador de los personajes de Marvel) en el más alto pedestal y al cual todo se le reconoció en vida ¡Por favor no me halagues después de muerto!
Por mi parte, que tengo colecciones enteras de mi Morta y Fili, seguiré disfrutando y por supuesto enterneciéndome cada vez que los lea. Todos sabemos que la vida empieza y más tarde, termina. La mayoría de los mortales es en ese último paso cuando dejamos de existir. Los artistas, los grandísimos artistas, nunca mueren, pues su obra es su propia inmortalidad. Y seamos sinceros, eso es lo que queremos cualquier artista y lo que quiso él; ser recordado ¡Gracias, maestro por hacerme reír en cualquier momento de mi vida!
Termino esta entrada en el blog, con el corazón roto y con un nudo en la garganta; pero de la forma que le gustaba a mi ídolo y Bla, bla, bla, bla.
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Comentarios
Un grande se fue ,pero siempre en los corazones ,yo sus tebeos no me he leído ,pero si he visto sus historias en películas,y me gustaron